Tema 3.10
Octavo Mandamiento: No dirás falsos testimonios ni mentirás
1) Ideas Principales
- El octavo mandamiento prescribe los deberes relativos a: 1) la veracidad, 2) el honor y 3) la fama del prójimo. Prohíbe la mentira y todo lo que atente a la fama y al honor del prójimo.
- El octavo mandamiento: “no levantarás falso testimonio ni mentirás”, es muy necesario, sobre todo cuando las relaciones entre los hombres se ven enturbiadas por tantas mentiras, calumnias, difamaciones y falsos testimonios.
- La mentira es una palabra o signo por el que se da a entender algo distinto de lo que se piensa, con intención de engañar.
- La Sagrada Escritura la prohíbe terminantemente: “aléjate de toda mentira”(Ex. 23, 7);
- El Antiguo Testamento proclama que Dios es la fuente de la verdad; su Palabra y su Ley son verdad.
- La palabra de Jesús nos hace libres y nos santifica.
- La verdad es la concordancia, la conformidad entre lo que se dice y lo que existe en la realidad, lo que es. En este sentido, la verdad es rectitud de palabra y rectitud de acción, sinceridad y franqueza, certeza; la verdad es lo contrario de hipocresía, mentira, simulación, doblez..
- La verdad genera confianza, seguridad, armonía, compañerismo, colaboración, solidaridad, amistad. La mentira, en cambio, da lugar a la desconfianza, la inseguridad, la división, la enemistad.
La importancia de dar testimonio de la verdad con nuestras obras para vivir en un mundo más honesto y más veraz.
3) Introducción
"Digan sí, cuando es sí, y no, cuando es no; porque lo que se añade lo dicta el demonio" (Mt. 5,37)
El octavo mandamiento prohibe falsear la verdad en las relaciones con el prójimo. Dios es la Verdad, por tanto el hombre está llamado a vivir en la verdad, faltar a ella es un rechazo y una infidelidad a Dios. Jesús nos revela "Yo soy... la Verdad...." (Jn 14,6). El discípulo de Jesús, "permanece en su palabra", para conocer "la verdad que hace libre" (cf. Jn 8, 31-32), Jesús enseña a sus discípulos el amor incondicional de la verdad.
La verdad es la rectitud de la acción y de la palabra humana, se llama veracidad, sinceridad o franqueza; es la virtud que consiste en mostrarse veraz en los propios actos y en decir verdad en sus palabras, evitando la duplicidad, la simulación y la hipocresía. Santo Tomás de Aquino decía que "los hombres no podrían vivir juntos si no tuvieran confianza recíproca, es decir, si no se manifestasen la verdad. En justicia, un hombre debe honestamente a otro la manifestación de la verdad".
Cristo dijo ante Pilato que había "venido al mundo; para dar testimonio de la verdad" (Jn 18,37).
El testimonio es un acto de justicia que establece o da a conocer la verdad. El cristiano no debe "avergonzarse de dar testimonio del Señor" (2 Tm 1,8).
En las situaciones que exigen dar testimonio de la fe, el cristiano debe profesarla sin ambigüedad. El martirio es el supremo testimonio de la verdad de la fe; habla de un testimonio que llega hasta la muerte.
Toda falta cometida contra la justicia y la verdad exige el deber de reparación, aunque su autor haya sido perdonado. Es decir, no basta con acudir al sacramento de la reconciliación, es necesario además reparar las falta cometidas, sobre todo contra la reputación del prójimo. Este deber obliga en conciencia.
4) Desarrollo del Tema
La mentira puede ser:
a) Mentira jocosa, es decir, hecha simplemente por divertir, sin ofender a nadie. En esos casos se trata generalmente de una broma como. p. ej., las falsedades que el 28 de diciembre día de los Santos Inocentes se suelen decir entre amigos;
b) Mentira oficiosa es la que tiende a favorecer a una persona, una comunidad o una ideología. Los ejemplos de estas mentiras son numerosos; p. ej., los números inflados en las encuestas, determinados a influir en la opinión pública;
c) Mentira dañosa es la mentira calumniosa, la mentira que va directamente a dañar la imagen de alguien.
a) Mentira jocosa, es decir, hecha simplemente por divertir, sin ofender a nadie. En esos casos se trata generalmente de una broma como. p. ej., las falsedades que el 28 de diciembre día de los Santos Inocentes se suelen decir entre amigos;
b) Mentira oficiosa es la que tiende a favorecer a una persona, una comunidad o una ideología. Los ejemplos de estas mentiras son numerosos; p. ej., los números inflados en las encuestas, determinados a influir en la opinión pública;
c) Mentira dañosa es la mentira calumniosa, la mentira que va directamente a dañar la imagen de alguien.
Pecados contra este Mandamiento
Atropellos contra este octavo mandamiento
Hay también pecados contra la fama o el honor del prójimo, unos son de pensamiento, otros de palabra. Todos atropellan la virtud más importante que tenemos los cristianos: la caridad.
5) Práctica en Clase.
Hacer con las asistentes un Examen de Conciencia sobre el Octavo Mandamiento:
¿He dicho mentiras?
¿Miento habitualmente porque es en cosas de poca importancia?
¿He dado un falso testimonio públicamente?
¿He cometido perjurio, o sea, he dicho bajo juramento cosas contrarias a la verdad?
¿He dañado la reputación de alguien, con actitudes o palabras injustas?
¿He enjuiciado (o juzgado) un defecto moral del prójimo?
¿He cometido maledicencia, o sea, que sin razón objetivamente válida, he
manifestado los defectos y faltas del prójimo a otras personas que no conocían dichos
defectos?
¿He calumniado, mediante palabras contrarias a la verdad, dañando la reputación de
otros?
¿He halagado o adulado –a otra persona–, en la malicia de sus malos actos, y en la
perversidad de su conducta, haciéndome cómplice de vicios y pecados graves?
¿He escuchado conversaciones contra la voluntad de los que la mantenían?
¿He abierto o leído correspondencia u otros escritos contra la voluntad de sus dueños?
¿He hablado mal de los demás; con el pretexto de que me contaron o de que se dice por
ahí?
¿He descubierto, sin justa causa, defectos graves de otra persona, aunque sean ciertos,
pero no conocidos?
¿He dejado de defender al prójimo difamado o calumniado?
¿He hecho juicios temerarios contra el prójimo?
¿Los he comunicado a otras personas?
¿He hablado mal de otros por frivolidad, envidia, o por dejarme llevar del mal genio?
¿Tengo en cuenta que las discrepancias políticas, profesionales o ideológicas no deben
llevarme hasta el extremo de juzgar o hablar mal del prójimo, y que esas diferencias
no me autorizan a descubrir sus defectos morales a menos que lo exija el bien común?
¿He revelado secretos sin justa causa?
¿He dejado mal a mis padres, hermanos, compañeros delante de otros?
¿He exagerado defectos ajenos?
¿He permitido la murmuración debiendo cortarla?
¿He dejado de defender al prójimo?
5) Compromiso
Todas las noches realizaré un balance para darme cuenta si estoy ofendiendo a Dios ya mi prójimo a través de la mentira.