miércoles, 22 de enero de 2014

Tema 2.6 Formación Moral (Pedagógico)

Tema 2.6
La Reconciliación

1) Ideas Principales.
  • Es el sacramento instituido por Jesucristo para perdonar los pecados cometidos después del Bautismo.
  • La confesión es el sacramento en el cual, por medio de la absolución del sacerdote, recibimos el perdón de nuestros pecados si nos confesamos arrepentidos.


  • Con la confesión se obtienen dos gracias o favores especiales: 

      • 1. Nos devuelve o nos aumenta la gracia santificante: la amistad con Dios. 
      • 2. Nos da fuerzas especiales para evitar el pecado y rechazar las tentaciones. 
      • Los pasos necesarios para una buena confesión son:
       Examen de conciencia, dolor  de los pecados, propósito de enmienda, decir los pecados al confesor y cumplir la penitencia.
        • Los efectos del sacramento de la Penitencia son: la reconciliación con Dios y, por tanto, el perdón de los pecados; la reconciliación con la Iglesia; la recuperación del estado de gracia, si se había perdido; la remisión de la pena eterna merecida a causa de los pecados mortales y, al menos en parte, de las penas temporales que son consecuencia del pecado; la paz y la serenidad de conciencia y el consuelo del espíritu; el aumento de la fuerza espiritual para el combate cristiano. 

        2) ¿Qué quiero dar a entender?
        Que Dios es un Padre misericordioso que nos perdona los pecados y nos muestra sus brazos abiertos para volver a Él.

        3) Introducción

        Pocas cosas intrigan más a las personas como aquello que ocurre en la Confesión. Desde el secreto que debe guardar el sacer­dote, que se llama “sigilo sacramen­tal”, hasta lo que propiamente ocu­rre con el penitente, que entra car­gado con sus pecados y sale libe­rado de ellos.
        El Sacramento de la Reconciliación, al que también se le llama penitencia o Confesión, es uno de los rega­los más valiosos que Dios ofrece a sus hijos, para reconciliarlos con­sigo mismo y devolverles la gracia que han perdido. Ciertamente, junto a la celebración de la Eucaristía, las horas que dedico a la Confesión son de las que anticipo con mayor deseo. Es allí donde, actuando en el nombre propio de Nuestro Señor Jesucristo, escucho las intimidades del alma y perdono las ofensas cometidas con­tra el amor de Dios.
        Fue el mismo Jesucristo el que, al instituir el Sacramento de la Reconciliación, dispuso este medio para restablecer nuestra amistad con el Padre y así ayudarnos de una manera particular en la vigilancia de los actos de nuestra vida diaria.
        4) Desarrollo del Tema
        Jesús mismo quiso que la Iglesia continuase, con la fuerza del Espíritu Santo, su obra de curación y salvación de los hombres, incluso en sus propios miembros. Esta es la finalidad
        de los dos sacramentos de curación, del sacramento de la Penitencia y de la Unción de los
        enfermos. (cf. CIC 1421).

        El pecado es, ante todo, ofensa a Dios, ruptura de la comunión con Él. Al mismo tiempo, atenta contra la   comunión con la  Iglesia.
        Por eso la conversión  implica a la vez el perdón de Dios y la reconciliación con la Iglesia, que es lo que expresa y celebra litúrgicamente el sacramento de la penitencia y la reconciliación. (CIC 1440) El sacramento de la Reconciliación está constituido por el conjunto de tres actos realizados por el penitente y la absolución del sacerdote. Los actos del penitente son: el
        arrepentimiento, la confesión o manifestación de los pecados al sacerdote y el propósito de
        realizar la reparación y las obras de penitencia.
        ¿Quienes pueden recibir este sacramento?

        Todo bautizado está llamado a la penitencia y la reconciliación, en tanto la debilidad humana
        nos hace atentar contra la comunión con Dios y con la Iglesia. La confesión individual e
        íntegra de los pecados graves seguida de la absolución es el único medio ordinario para la
        reconciliación con Dios y con la Iglesia. Es importante acercarse a la parroquia y solicitar los
        horarios de atención del sacerdote, para prepararse convenientemente a recibir la
        Reconciliación.

        Ciertos pecados particularmente graves, como el aborto, están sancionados con la excomunión que es la pena Eclesiástica más severa y que impide la recepción de los Sacramentos o el ejercicio de actos eclesiásticos. La absolución de dichos pecados y la reincorporación al seno de la Iglesia, corresponde al Papa, al Obispo del lugar o a los sacerdotes autorizados por ellos. Sin embargo, en peligro de muerte, todo sacerdote puede absolver de cualquier pecado y levantar toda excomunión


        La materia es: el dolor de corazón o contrición, los pecados dichos al confesor de manera sincera e íntegra y el cumplimiento de la penitencia o satisfacción. Los pecados graves hay obligación de confesarlos todos.

        La forma son las palabras que pronuncia el sacerdote después de escuchar los pecados - y de haber emitido un juicio - cuando da la absolución: “Yo te absuelvo de tus pecados, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo”.

        Oración  Preparatoria
        Jesús, yo creo que estás aquí, que me ves, que me oyes y que me quieres. Yo también te quiero aunque a veces te he ofendido con mis pecados. Te pido perdón. Se que me vas a perdonar, como el padre perdonó al hijo pródigo que volvió a él arrepentido. Ayúdame a reconocer mis pecados y a manifestarlos confiadamente al confesor, sin ocultar ninguno. Madre Mía, alcánzame la gracia de hacer una buena confesión.

         Acto de Contrición
        ¡Señor mío, Jesucristo! Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser Vos quien sois, Bondad infinita, y porque os amo
        sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; también
        me pesa porque podéis castigarme con las penas del infierno. Ayudado de vuestra divina gracia, propongo firmemente nunca más pecar, confesarme
        y cumplir la penitencia que me fuere impuesta. Amén.

        Oración para después de la Confesión
        Muchas gracias, Jesús, por el abrazo de perdón que me has dado. Ahora se que me quieres más. Yo también te quiero más, y te prometo que voy a luchar para ser fiel amigo tuyo de verdad. Ayúdame a cumplir los propósitos que he hecho; y cuando no los cumpla, ayúdame a arrepentirme otra vez, y a volver de nuevo a Ti como el hijo pródigo. Amén.



         "La Confesión no debe ser solamente una esponja que borra, sino un tónico que robustece'.
        San Francisco de Sales.

        5) ¿De qué manera nos afecta esta realidad que estamos exponiendo?

        Lamentablemente hoy en día estamos viviendo un secularismo por el cual hemos sacado a Dios de nuestra vida. La falta de conciencia del pecado hace que no sintamos la necesidad de acercarnos al sacramento de la Reconciliación. Hay que aprender a hacer correctamente un examen de conciencia para reconocernos pecadores y pedirle perdón a Dios.

        Breve examen de conciencia 

        1. ¿He dudado o negado las verdades de la fe católica? 
        2. ¿He practicado la superstición o el espiritismo? 
        3. ¿Me he acercado indignamente a recibir algún sacramento? 
        4. ¿He blasfemado? ¿He jurado sin necesidad o sin verdad? 
        5. ¿Creo todo lo que enseña la Iglesia Católica? 
        6. ¿Hago con desgana las cosas que se refieren a Dios? 
        7. ¿He faltado a Misa los domingos o días festivos? ¿He cumplido los días 
        de ayuno y abstinencia? 
        8. ¿He callado en la confesión por vergüenza algún pecado mortal? 
        9. ¿Manifiesto respeto y cariño a mis padres y familiares? 
        10. ¿Soy amable con los extraños y me falta esa amabilidad en la vida de 
        familia? 
        11. ¿He dado mal ejemplo a las personas que me rodean? ¿Les corrijo con 
        cólera o injustamente? 
        12. ¿Me he preocupado de la formación religiosa y moral de las personas 
        que viven en mi casa o que dependen de mí? 
        13. ¿He fortalecido la autoridad de mi cónyuge, evitando reprenderle, 
        contradecirle o discutirle delante de los hijos? 
        14. ¿Me quejo delante de la familia de la carga que suponen las 
        obligaciones domésticas? 
        15. ¿Tengo enemistad, odio o rencor contra alguien? 
        16. ¿Evito que las diferencias políticas o profesionales degeneren en 
        indisposición, malquerencia u odio hacia las personas? 
        17. ¿He hecho daño a otros de palabra o de obra? 
        18. ¿He practicado, aconsejado o facilitado el grave crimen del aborto? 
        19. ¿Me he embriagado, bebido con exceso o tomado drogas? 
        20. ¿He descuidado mi salud? ¿He sido imprudente en la conducción de 
        vehículos? 
        21. ¿He sido causa de que otros pecasen por mi conversación, mi modo de 
        vestir, mi asistencia a algún espectáculo o con el préstamo de algún libro 
        o revista? ¿He tratado de reparar el escándalo? 

        22. ¿He sido perezoso en el cumplimiento de mis deberes? ¿Retraso con 
        frecuencia el momento de ponerme a trabajar o a estudiar? 
        23. ¿He aceptado pensamientos o miradas impuras? 
        24. ¿He realizado actos impuros? ¿Solo o con otras personas? ¿Del mismo 
        o distinto sexo? ¿En cuántas ocasiones? ¿Hice algo por impedir las 
        consecuencias de esas relaciones? 
        25. ¿Antes de asistir a un espectáculo o de leer un libro, me entero de su 
        calificación moral? 
        26. ¿He usado indebidamente el matrimonio? ¿Acepto y vivo conforme a 
        la doctrina de la Iglesia en esta materia? 
        27. ¿He tomado dinero o cosas que no son mías? ¿En su caso, he 
        restituido o reparado? 
        28. ¿He engañado a otros cobrando más de lo debido? 
        29. ¿He malgastado el dinero? ¿Doy limosna según mi posición? 
        30. ¿He prestado mi apoyo a programas de acción social o política 
        inmorales o anticristianos? 
        31. ¿He dicho mentiras? ¿He reparado el daño que haya podido seguirse? 
        32. ¿He descubierto, sin causa justa, defectos graves de otras personas? 
        33. ¿He hablado o pensado mal de otros? ¿He calumniado? 
        34. ¿Soy ejemplar en mi trabajo? ¿Utilizo cosas de la empresa en 
        provecho propio o faltando a la justicia? 
        35. ¿Estoy dispuesto a sufrir una merma en mi reputación profesional 
        antes de cometer o cooperar formalmente en una injusticia? 
        36. ¿Me preocupo de influir --con naturalidad y sin respetos humanos-- 
        para hacer más cristiano el ambiente a mí alrededor? ¿Sé defender a 
        Cristo y a la doctrina de la Iglesia? 
        37. ¿Hago el propósito de plantearme más en serio mi formación cristiana 

        y mis relaciones con Dios? 

        6) Compromiso.

        Acercarme arrepentida al Sacramento de la Reconciliación. Si mi condición de vida no me permite hacerlo buscaré a un sacerdote para recibir una dirección espiritual. (Explicar la diferencia)

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