Tema 1.10
Jesucristo volverá al final de los tiempos.
1) Ideas Principales.
- En el credo profesamos que Cristo de nuevo vendrá con gloria a juzgar a vivos y muertos y su reino no tendrá fin.
- El Nuevo Testamento asegura que después de la muerte habrá una retribución como consecuencia de nuestras obras y nuestra fe.
- El juicio particular se refiere a que nuestra alma comparecerá sola delante de Dios.
- Habrá también un juicio universal o final que será delante de todos los hombres.
- La segunda venida de Jesucristo se llama Parusía.
2) ¿Qué quiero dar a entender?
Que Cristo resucitó y vendrá glorioso al final de los tiempos a juzgar a vivos y a muertos y que tenemos la esperanza de que por su infinita misericordia gozaremos eternamente de la gloria celestial.
3) Introducción.
Lo dijo el Papa:
“El tiempo de espera de su llegada es el tiempo que (el Señor) nos da, a todos nosotros, con misericordia y paciencia, antes de Su venida final; es un tiempo de vigilancia; tiempo en el que debemos tener encendidas las lámparas de la fe, de la esperanza y de la caridad; tiempo de tener abierto el corazón al bien, a la belleza y a la verdad; tiempo para vivir según Dios, pues no sabemos ni el día ni la hora del retorno de Cristo.
Lo que se nos pide es que estemos preparados al encuentro —preparados para un encuentro, un encuentro bello, el encuentro con Jesús—, que significa saber ver los signos de su presencia, tener viva nuestra fe, con la oración, con los Sacramentos, estar vigilantes para no adormecernos, para no olvidarnos de Dios.
La vida de los cristianos dormidos es una vida triste, no es una vida feliz.
El cristiano debe ser feliz, la alegría de Jesús.
¡No nos durmamos!” (Papa Francisco, Audiencia General, 24 abril 2013).
Preguntas:
a. ¿Qué implica en tu vida saber que Jesucristo vendrá glorioso?
b. ¿Consideras estar preparándote para ese gran momento?
c. ¿Qué le dirás a Jesús cuando lo tencas frente a ti?
4) Desarrollo del Tema.
680 Cristo, el Señor, reina ya por la Iglesia, pero todavía no le están sometidas todas las cosas de este mundo. El triunfo del Reino de Cristo no tendrá lugar sin un último asalto de las fuerzas del mal.
681 El día del Juicio, al fin del mundo, Cristo vendrá en la gloria para llevar a cabo el triunfo definitivo del bien sobre el mal que, como el trigo y la cizaña, habrán crecido juntos en el curso de la historia.
682 Cristo glorioso, al venir al final de los tiempos a juzgar a vivos y muertos, revelará la disposición secreta de los corazones y retribuirá a cada hombre según sus obras y según su aceptación o su rechazo de la gracia.
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La segunda venida de Cristo es designada frecuentemente en la Sagrada Escritura con el término griego parusía, que en el lenguaje profano significaba la entrada solemne de un emperador en una ciudad o provincia, donde era saludado como salvador de aquella tierra. El momento de la entrada, que siempre tenía algo de inesperado, era tenido como día de fiesta.Para nosotros, la llegada de Cristo será la gran fiesta, pues el alma se unirá de nuevo a su propio cuerpo, y comenzará un «nuevo cómputo del tiempo», una nueva forma de existencia, donde cada uno –cuerpo y alma– dará gloria a Dios en una eternidad sin fin.
La esperanza en este día del Señor fue para los primeros cristianos un estímulo para perseverar y tener paciencia ante las adversidades. San Pablo lo recuerda en incontables ocasiones. También a nosotros nos ayudará a ser fieles al Señor, especialmente si alguna vez el ambiente que nos rodea es adverso y está lleno de dificultades. Debemos dar gracias a Dios en todo momento por vosotros, hermanos -escribe el Apóstol a los cristianos de Tesalónica-, como es justo, porque vuestra fe crece de modo extraordinario y rebosa la caridad de unos con otros, hasta el punto de que nos gloriamos de vosotros en las iglesias de Dios por vuestra paciencia y fe en todas las persecuciones y tribulaciones que soportáis. Esto es señal del justo juicio, en el que sois estimados dignos del reino de Dios, por el que ahora padecéis18.
El Señor permite que en ocasiones suframos algo por ser fieles a sus enseñanzas, o que nos llegue la enfermedad o el dolor, para que aumentemos nuestra confianza en Él, vivamos mejor el desprendimiento de la honra, de la salud, del dinero..., para hacernos dignos del reino que nos tiene preparado. También para que, metidos en medio del mundo, recordemos que «el reino de Dios, iniciado aquí abajo en la Iglesia de Cristo, no es de este mundo, cuya figura pasa, y su crecimiento propio no puede confundirse con el progreso de la civilización, de la ciencia o de la técnica humanas, sino que consiste en conocer cada vez más profundamente las riquezas insondables de Cristo, en esperar cada vez con más fuerza los bienes eternos, en corresponder cada vez más ardientemente al amor de Dios, en dispensar cada vez más abundantemente la gracia y la santidad entre los hombres».
5) Conclusión.
¿De qué manera afecta a mi vida y a la de la Iglesia el vivir sin la conciencia del fin de los tiempos?
Mucha gente está viviendo un secularismo por el cual dicen no necesitar a Dios. A veces nuestras reacciones ante algunas circunstancias hacen que nos alejemos de Dios. Vivir con la conciencia adormecida va apagando nuestra fe y nuestras ganas de vivir. Creer en la resurrección y en la vida eterna nos debe llenar de esperanza y entusiasmo para vivir de cara a Dios para que al presentarnos ante Él con un corazón puro podamos mirarlo a los ojos por toda la eternidad.
6) Compromiso.
Vamos a poner por escrito tres cosas que haría si supiera que mañana voy a morir.
6) Evaluación del compromiso.
Vamos a dar ocho días para cumplirlo.
7) Celebración.
A fines de Noviembre
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